jueves, 7 de noviembre de 2013

Qué peor para un escritor que el silencio. Que la mente callada, quieta…
Espacio inevitable para la creación, sin embargo, esta vacuidad de quita y pon…
El necesario desacuerdo para impulsar el péndulo, la energía del ser no ser que genera el conflicto y con él el nuevo universo que representa la idea.
La nada bucea en la nada y se funde y confunde, movimiento de ola genera por fin y libera así su nueva expresión.

Al detenerme en el momento presente sustento esa nada y me pierdo, a veces observando mis manos, el cuadro detrás de la ventana, otras ni siquiera se qué.
Pero vuelvo, siempre vuelvo a la palabra. Las hilo como en una rueca que va tejiendo las hebras. Frases que expresan con mayor o menor fidelidad lo sentido, lo cavilado.

Maravilloso mundo, curioso mundo, sin límite alguno, más veloz que la luz, más efímero y al mismo tiempo más contundente que el cosmos mismo. Comprendo por fin cabalmente la primer ley del Kybalión "Todo es mente, el Universo es mental".


Nada, nada, entra ni sale del mundo material sin antes pasar por el espiral del pensamiento.