La práctica perdida.
La herrumbrada costumbre.
Los dedos acariciando teclas,
en plena era de pianistas.
Con lo linda que es la palabra "manus-crita"
Un segundo de descuido y adios...
hacemos algo no previsto.
Los dedos responden a quién sabe que designios
y vuelan sin ser vistos hacia la pena
dibujando un poema
o hacia la alegría con una oda primaveral.
Lo cierto es que desde Gutemberg
nadie lee la mano del autor,
en cambio leemos desde infinitas transcripciones
que la reducen a un nombre en la tapa.
Letras que podrían ser de cualquiera,
sostenidas en prolijas filas,
y adecuadamente numeradas,
multiplicadas infinidad de veces
y a velocidades imposibles.
Con él, creo, comenzó la globalización,
esa que derivó "en hágalo ud. mismo"
y finalmente en esta red virtual y cuántica
que nos atrapa y nos devora, en su famélica telaraña.
Poesia, prosa y otras rarezas
viernes, 9 de septiembre de 2016
lunes, 11 de julio de 2016
Instinto
versus intuición - O las postrimerías del feminismo
Instinto: del
latín instinctus – lo que te pincha y te instiga interiormente.
Intuición: del
verbo latino intueri – tener la vista
fija sobre algo, contemplar y ver con absoluta claridad.
Persona: del
latín máscara.
Cada vez más seres
humanos se llevan por el instinto, especialmente, pero no sólo, los hombres.
Violaciones,
violencia de género, abuso sexual agravado por el vínculo, asesinatos, trata de
personas.
Justamente se ha
perdido la “persona”, la máscara que prevenía al mundo del acecho de los
instintos, que traducía socialmente el sobrevivir, el reproducirse, el cazar…
Y la "persona"
se ha perdido porque cada vez menos se
desarrolla el córtex orbitofrontal en el ser humano, parte ésta del cerebro qu la
Dra Sue Gerhardt sintetiza así: "Cuando alguien tiene intensos
sentimientos de rabia o miedo o de deseo sexual, es el córtex orbitofrontal el que decide si una conducta es
socialmente aceptable y , en caso necesario, tiene la capacidad de suprimir los
impulsos en cuestión" pág. 50 El
amor maternal.
Dice también la
citada terapeuta que se forma gracias a la atención positiva de la madre entre
los 0 y 3 años de vida del bebe. Ella relata "observaciones en
niños huérfanos rumanos han mostrado que aquellos que no pudieron establecer
relaciones estrechas con un adulto debido a que nadie les sacaba de la cuna
durante todo el día, eran incapaces de establecer relaciones con las otras
personas y que en el lugar que correspondía al córtex orbitofrontal, había un
virtual agujero negro (Chugani y cols. 2001)", pág. 51.
¿Tu hijo tiene o
no tiene córtex orbitofrontal?, ¿va a poder el día de mañana preguntarse si
está bien avanzar sobre esa chica que le gusta aún en contra de la voluntad de
ella?, o ¿podrá empatizar con los sentimientos ajenos en general?.
Sí, la máscara, la
persona, formada en parte por una porción de nuestro cerebro, es la responsable
de contener al instinto y convertir al hombre en un ser social.
¿Cuándo resultaremos
una especie guiada por la intuición en lugar de dominada por el instinto?
¿Cuándo sabremos
o veremos con absoluta claridad, lo que consecuentemente nos dará el reconocimiento de eso que vemos y el respeto
inmediato?.
Somos mujeres
las que damos a luz violadores, abusadores y violentos. Y "dar a luz"
parece ser decir mucho en este contexto, por lo que nos quedaremos con que "parimos".
Tanto poder
tenemos, el Poder de la Creación. Dicen que costilla y poder creativo se
escribían igual. Para crear hay que estar, no se puede crear por encargo. Por
lo menos un ratito más que nueve meses.
Los hombres que no respetan nuestros derechos
no vienen de Marte y nosotras de Venus, como reza ese título tan gracioso pero
estigmatizante.
Somos nosotras
quienes los criamos… o la problemática
clave y dolorosa verdad es que son las guarderías, los colegios, las señoras a
las que les pagamos y no para ser madres, que eso no tiene precio. A todos
ellos les pagamos para que los contengan y les den de comer y obviamente los traten bien.
¿Pero
amor?, eso es otra cosa.
Saben
perfectamente los científicos que las mamás deberían estar como mínimo un año
en su casa criando a sus hijos, pero ¿qué empresa pagaría sus investigaciones
si se acepta que deben darle a sus empleadas, mínimamente, un año de licencia
por maternidad?
Y las abuelas, ¿dónde
están las abuelas que criaban amorosamente a sus nietos? Son mujeres económicamente
activas, que tampoco obtienen su jubilación hasta edades en las que los nietos
ya están hechos.
Estamos en presencia de un fenómeno que se manifiesta
plenamente después de 30 años de hacerse extensivo.
Los hombres no
tienen límite (las mujeres tampoco), ya no se trata de las separaciones, de las
familias disfuncionales o de las nuevas formas de ellas.
No hay familia,
como espacio y referente amoroso de un grupo social básico.
Las casas están
vacías la mayor parte del día.
Se trata pura y
exclusivamente de que nuestros cachorros son en general amamantados por vacas y
criados por instituciones.
El amor se da un
par de horas al día como mucho, entre hacer las compras, las cosas de la casa,
y nosotras mismas, agotadas por todo y especialmente por la culpa, porque en el
fondo lo sabemos bien. Intuitivamente lo sabemos bien.
Así los hacemos
grandes, ¿pero los hacemos personas intuitivas, que pueden ver las necesidades
del otro y respetarlas?
Desarrollar esa
intuición es una necesidad imperante, para sanar, y sanarnos como raza.
Despareció el
miedo en la educación con eso tan negativo, como el respeto “porquesí”, pero en
su lugar no pusimos el tiempo amoroso que permite el desarrollo de este cerebro
evolucionado que sólo tenemos los humanos y que
se completa fuera del vientre. En
su lugar no pusimos nada.
Sólo queda
instinto animal, sólo queda cerebro animal. Un banal "agujero negro".
No pueden ver
las consecuencias de sus actos por que no pueden crear empatia con sus
víctimas, porque sencillamente no tienen con qué.
La sociedad de
consumo, una falsa idea de liberación, y un movimiento feminista dirigido por
intereses económicos, sacaron a la mujer de la casa. No nos dimos cuenta que
también nos sacaban de nuestros hijos y nadie conocía las consecuencias de
esto, y pasarán unos cuantos años hasta que lo que ya se sabe, se extienda y se haga carne nuevamente en
nosotras, las mujeres, las responsables de la especie.
jueves, 17 de marzo de 2016
LA ESCRITURA
Desde
el fondo más profundo del alma del Universo
surgen los sonidos sagrados.
Precisos
y ondulantes movimientos del aire
para ejecutar la sinfonía de la vida.
Deseoso
de conservar esos acordes y replicarlos,
el hombre buscó darles forma y con trazo
humano
los grabó para hacerlos eternos a su mirada.
El sol asomaba en el horizonte, las últimas
estrellas juntaban sus cosas para retirarse.
El hombre solo, sentado sobre la piedra observó a
su alrededor. Pudo ver, gracias a la luz, la contundencia de los árboles. La
sutilidad de las flores. El ir y venir de las nubes.
Hombre se dio cuenta que todo era movido al unísono
por una fuerza que llamó viento.
Con su espíritu de Dios, comprendiendo que todo
estaba fundado, decidió nombrarlo.
Pero los nombres que asignaba era lo primero que se
llevaba Viento.
A veces también los olvidaba y presintiendo que a
las cosas no les gusta que las rebauticen, comenzó a pensar como guardar su
memoria fuera de la su mente para preservarla de sí mismo.
Sabía que atrapar el agua con sus dedos era
difícil, pero más lo era aún tratar de contener el aire y más aún el aire
sonoro de su voz o de las ajenas.
Hombre estaba en una encrucijada. No era la
primera, no sería seguramente la última,
pero la sentía clave.
Acarició la piedra en la que descansaba.
Vivía cerca del mar, si las gaviotas podían dejar sus
huellas en la playa, tal vez él podría hacer lo mismo.
Miró sus manos. Admiró sus pulgares. Los fue
presionando sobre los otros finos y largos dedos. Con cada uno afirmó esa
capacidad que le daban de retener las cosas.
Siempre hay un Hombre observando, descubriendo,
rebautizando.
“Siempre” quiere decir una eternidad hacia adelante
y una eternidad hacia atrás, en la línea del tiempo que nuestra mente dibuja,
perdiéndose a izquierda y derecha en sus oscuros confines.
Hombre comenzó a mover los dedos y a idear formas,
las formas que el viento le susurraba.
Se arrodilló sobre la arena, “dibujó” el viento
como una onda suave. Lo observó satisfecho.
Miró las olas y las replicó también sobre el suelo
arenoso, fácil de horadar.
Ya había guardado el nombre del viento y el del
agua.
Estaba orgulloso de su obra.
Pero Viento y Agua, temerosos de ser atrapados bajo
formas sentenciosas, se acercaron a la arena, y uno en manos del otro lo
borraron todo de un plumazo.
Cuando Hombre despertó de su letargo, no pudo
encontrar su obra; entendió entonces por
qué las gaviotas debían renovar sus huellas una y otra vez.
Se alejó pesaroso del borde del mar.
Llovía y en la tierra detrás de sus pisadas dibujó al
agua, la que también desdibujaba al mismo ritmo.
Intentó en la humedad de su cueva, sentado sobre la
tierra, dibujar a viento de nuevo. Esta vez fue Morfeo el encargado de quitar
la huella, acunándolo sobre sus trazos.
Una nueva preocupación ensombrecía su ánimo.
Corrió el carbón de la hoguera nocturna y sus dedos
negros encendieron la idea. Se acercó a la pared de la cueva tan erguido como
le permitían sus piernas y con el corazón henchido de emoción, previendo lo que
venía, imprimió de negro el viento sobre la piedra.
Lo observó por horas, lo observó aún entre el fuego
que jugaba con las sombras.
(La sombra es una, dividida por la luz en infinitas
formas. La luz es una, embargada por la sombra en infinitos destellos).
El nuevo día lo encontró absorto observando su
viento.
No supo que mirando su personal diseño, se había
perdido el, que tibio y locuaz, había bailado con la noche fuera de la cueva.
Se hincó sobre sus pies y ahora dibujó el agua, bajo la forma de
las olas del mar.
Entusiasmado dibujó un árbol y un animal gigante
que lo merodeaba y también la propia imagen que lo había sorprendido en la
superficie del lago (y esa era otra historia, la de la lucha con su reflejo).
Fue encontrando trazos para simbolizar cada forma
que pudo pergeñar y fueron muchas, porque tiñó de arañazos negros las paredes
de su cueva, y ahora, sentado sobre su piedra se preguntaba ¿dónde continuar?.
Su observación había dejado de ser pura. Ya sólo
veía las formas como sugerencias de nombres, ya tenía íconos dentro de su
cabeza, para contrastar con la tridimensionalidad del mundo.
Y un nuevo miedo lo asaltó ¿alguien más lo entendería? .
Continuó así, hasta que habiendo dado nombre a
todas las formas, quiso dibujar los sonidos.
Su propio grito, el rugido nocturno de los osos.
Hábil con el carbón se dejó llevar por el dedo para
cada uno de ellos.
No era la forma sólo, también jugaba con el sonido,
el tamaño.
Muchas cuevas habitó y pintó con muchos fuegos. No
necesitaba la memoria ya.
Hombre sentado sobre una piedra, se preguntó por
primera vez, quién habría creado todo lo que el nombraba. Quién se encontraba
detrás de todas las cosas, como las paredes su cueva, o quién era el carbón que
como la sangre o la sabia, daban sustento, o quien era finalmente el dedo.
Hombre se sintió pequeño.
Nuevamente observo y pensó desde su piedra.
Luego buscó el lugar más alto y rebuscó por encima
de las formas, desde casi el cielo y no encontró nada.
Después de muchos fríos y tantas hogueras, ante el
vacío que se le había metido en el alma, Hombre decidió que tal vez el Creador, no se presentaba por que
no tenía un lugar adecuado, por lo que le dibujó un espacio al que llamó altar,
y lo invitó a ocuparlo.
Concluyó que
si había estado creando sin que Hombre se diera cuenta, es que tal vez era
invisible como el viento.
Inseguro de su llamamiento, le dibujo un lugar más
grande y más bonito, lo adornó con flores frescas y por las dudas le dejó granos y frutas.
Siguió esperando sentado su piedra hasta que
decidió salir a buscarlo.
Recorrió todo su mundo, nombró nuevas cosas y se
vio en la obligación de nombrar lugares también para volver a su cueva. En
ningún lugar encontró ser alguno que se adjudicara la creación.
Hubo momentos en lo que juraba haberlo visto y otros
en que lloró de frustración, como un niño, por sentirse ignorado, a pesar de
todo su esfuerzo, con todo el trabajo que se había tomado dando nombre a todo
lo por El creado, hasta al mismo Creador bautizó.
Sin respuesta, opto por ensayar más nombres, hasta
que 108 le escribió.
De esas letras surgen todas las letras, todos los
nombres, todas las palabras que Hombre abarcó.
Suponiendo la indignidad de su insignificancia, decidió
contar cuántas de cada forma había en la creación. Sin respuesta avanzó midiendo
y luego pesando cada una, pero ni aún así el hacedor se presentó.
Con todo nombrado, contado, medido y pesado, Hombre
voló lejos buscando al padre del padre de su padre, en el espacio exterior, y
regresó sin encontrarlo.
Ni por un segundo se le ocurrió mirar hacia su
interior, donde aún se conservaba el mayor de los misterios de la creación.
miércoles, 25 de febrero de 2015
¿Cuándo ves un espejo?
Cuando te ves.
Los espejos no existen por si.
Sólo son los reflejos
del mundo que deambulan por la nada, hasta encontrar un lugar para anclarse - el
ancla, bien nacida, es quietud- , pero la naturaleza de los reflejos es el
movimiento.
Vanos y antiguos los espejos, se alimentan de supersticiones
que les asignan poderes que en verdad no tienen. Son mera imitación de la luz y
el agua. Pero contrariamente a éstas, no tienen vida propia. Están llenos de
los que se les muestra y vacíos sin miradas.
Los reflejos tampoco están vivos, pero al menos contienen la energía necesaria
para bailar por el espacio hasta desvanecerse como pompas de jabón.
Son la efímera fotografía de un instante y el otro y el otro
–pura definición de eternidad-.
Y nosotros que ansiamos reconocernos en nosotros más que en los otros, multiplicamos
las anclas, en fútil intento de perdurar más que nuestros reflejos.
martes, 20 de enero de 2015
A las puertas de la casa de Dios, las escaleras sucias
llevan primero a los cuerpos más sucios aún, cubiertos por raídas mantas.
Los guardianes,
hartos de alcohol y droga, duermen hasta altas horas de la mañana. Cuando
despiertan, repiten como un interminable mantra
“una monedita….una monedita…”
Casi nadie los ve, casi nadie escucha su letanía…Tan sólo a
veces, por limpiar las suelas, un bolsillo se abre y cae una moneda. Metales
que no salen del corazón, metales que apurados
y molestos se desprenden de la
autocomplacencia.
Sorteando este “inconveniente” y con las suelas, tan o más
sucias que el alma, puede accederse a la divina casa.
Una vez que se traspasan las puertas, en general uno se
encuentra con que Dios ha salido, dejando algunas fotos y algún amigo que lo
representa.
Viaja mucho y es difícil encontrarlo. Claro con todo un
mundo que lo reclama…
Entonces uno se sienta –porque asientos siempre sobran- y
espera…
Escucha hablar al amigo sobre El y uno también le habla… pero El no llega.
De salida otra vez la letanía…, las sucias escaleras y ese
mundo que suele dar las espaldas a las
iglesias vacías…
martes, 30 de septiembre de 2014
Más allá de ser la luz el pincel maestro del universo,
sin amaneceres no habría tiempo…
sin auroras las flores no sabrían cuando abrir.
No hablo de un mundo de oscuridad, por el contrario
hablo de la luz eterna.
Un sol incesante, imperecedero…
Entonces se extinguirían nuestros ojos y todo lo viviente.
El sueño perdería su misterio y
los pájaros agotarían sus gargantas.
El giro detenido del universo, la muda expectación
del Dios que espera su puesta en marcha…
o que comprende agotada la secuencia.
Principio o fin perpetuo.
Sin ciclos la eternidad abrumaría,
no tendría interés alguno el cielo.
Acaso Dios pensó en eso….
martes, 26 de agosto de 2014
La migración se basa en el retorno.
Puedes irte muy lejos, con todo,
puedes aún llevar la familia contigo…
pero si llevaras también la memoria,
sabe que cuando se anda con la memoria encima,
es que se ha dejado algo
en el lugar de partida.
El recuerdo es el viajero
que regresa, compara, desdeña
y en las alas del
sueño
descansa en su tierra.
Aunque no le hayas prometido
a tu entraña el retorno,
inquieta rebuscará la vuelta.
El exilio era, antaño,
el peor de los
castigos.
Hoy voluntario se ha vuelto desde
la lógica y la
conciencia,
pero las invisibles raíces
han sido expuestas y repatriarse piden
y no por una división política,
de la que ellas no entienden.
Finalmente si no vuelves en vida,
verán unas cenizas que vuelan,
en apariencia erráticas,
sólo para quién no sepa…
en apariencia erráticas,
sólo para quién no sepa…
Suscribirse a:
Entradas (Atom)