miércoles, 13 de abril de 2011

El monstruo de la grapa

Se decía por ahí que cuando la hoy capital del estado era un pueblo tan, pero tan pequeño, que ni siquiera los mapas se acordaban de su existencia, dormía en sus rincones un pequeño ser de dudoso origen, que sólo se mostraba ante los poco virtuosos.
Claras descripciones habían hecho de él algunas mujeres que trabajaban en el único club nocturno del lugar y borrachos que deambulaban por los bares y solían dormir “la mona” en los portales aledaños.
“Tiene tres cabezas humanas, cuatro patas de lobo  y cola de zorro”, decían.
“Habla apenas con un gruñido, pero se le entiende cuando pide grapa, en la oscuridad de las trastiendas”.
Tal la calaña de los que podían verlo, que con el tiempo, el crecimiento del pueblo y esas cosas tan humanas de querer parecer lo que no se es, comenzaron a negarlo las prostitutas para ser más señoras, y así sucesivamente, hasta que de tanta negación, dejó de existir.
Aunque circula una versión en los bares de los arrabales que dice que las botellas de grapa se vacían solas por las noches…
La ciudad es esta…¿acaso nunca has visto nada parecido entre las sombras?

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