martes, 11 de octubre de 2011

SUEÑOS BUSCADOS (cuento)

Tal como cualquiera puede cazar mariposas, con una simple red y un par de frascos en el bolsillo, él encontraba sueños perdidos.
La gente no tiene la menor idea con la facilidad y la inconciencia con la que anda perdiendo sus sueños por ahí.
Medio despistados por estar sueltos, en general, después de haber permanecido mucho tiempo en algún recóndito lugar, suelen caer fácilmente en las redes de este coleccionista que incapaz de tener los propios guarda los ajenos.
Finalmente son sueños que nacieron con destino de incumplirse. De lo contrario no andarían así flacuchos, perdidos por las esquinas del mundo, sin fuerza siquiera para remontar vuelo.
Sueños de pobre…
Como hijos nonatos, algunos abortados sin querer y otros porque no hay más remedio… no se pueden alimentar tantos a la vez.
El los guarda en pequeños frascos trasparentes sin etiquetar y los apila en estanterías poco iluminadas, ya que descubrió que la luz los hace crecer y eso de andar cambiándolos a envases más grandes era todo un problema.
Algunos frascos parecen vacíos pero si uno observa bien puede ver que sobre el fondo, como seca figurina de gelatina, descansa el sueño.
Personalmente le participé mi preocupación, ya que en mi infancia había mariposas por doquier y de tanto que las cazaron hoy en día es muy difícil ver alguna, entonces ¿pasará lo mismo con los sueños?.
El me dijo que en realidad en los últimos tiempos le ha resultado cada vez más fácil conseguirlos, si bien son más pequeños y grisáceos.
Me confesó que soñaba –vaya la ironía- con encontrar uno a todo color, el más grande y luminoso que hubiera visto jamás, pero que como iban las cosas cada día que pasaba parecía más improbable.
-¿Sabés que los sueños tienen ADN? me preguntó entusiasmado con voz de experto.
La verdad es que no tenía ni idea y así se lo dije.
-Técnicamente yo no robo, porque la gente los pierde, pero si alguien quisiera recuperarlos podría saber cual es el suyo con una simple prueba. ¿Querés ver?
Yo me imaginaba una prueba de laboratorio sobre la sangre pero ¿los sueños tienen sangre? Se rió y me llevó hasta una de las estanterías. Me hizo parar frente a una línea y de pronto un frasco se iluminó, como si alguien hubiera encendido una lamparita dentro de la misma botella. ¡Ah! ¿Qué fue eso?.
-Eso es que reconoció el ADN, el tuyo. Lo remarcó por si yo no había entendido.
Se me apretó el pecho. La verdad es que no lo reconocí, pero inspiraba mucha tristeza por opaco y pequeño, fuera de quien fuese. Me corrí hacia un lado, él se apagó y ningún otro se encendió, seguí un poco más a la derecha y nada. Volví y se encendió nuevamente. Me acerqué para observarlo y se iluminó un poco más.
Tenía una extraña forma, poco y nada de color y observarlo intensificaba mi sensación de ahogo, pero mi memoria me fallaba. ¿Qué sueño era ese, que no podía identificarlo?
El experto salió al cruce. Me explicó que debía tener unos veinte años, que los que tienen esa forma suelen relacionarse con el viajar…
Viajar… si, alguna vez me había gustado la idea de conocer un par de lugares…
Pareció que el sueño se hubiera puesto de pie, aunque no estoy muy segura. Algo en él cambió.
-¿Dentro de tus sueños de hoy no cabrá este?
- Viajar hoy, no se, lo que pasa es que no puedo por el trabajo, la plata, que se yo, tengo tantas otras prioridades…
-Mira, si vos querés te lo devuelvo, total tengo tantos, y además en poco tiempo no quedará nada de él.
 - No, mejor no – Volvió a encogerse, aunque seguía con luz.
- Como quieras…

Me alejé un poco triste dándole un último vistazo a eso que quedó como…como quién se está muriendo otra vez… pero yo que iba a hacer con un sueño de esos a esta altura. Tengo muchas cosas serias en que pensar…

 

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